
Henry Ford quedó inmortalizado como el hombre que popularizó el uso de los automóviles con la creación del primer auto fabricado en masa, el Ford T.
La cadena de montaje, que inventó el estadounidense, fue lo que permitió que el mercado automovilístico explotara, revolucionando la industria del transporte a comienzos del siglo XX.
Cien años más tarde, la proliferación de vehículos de combustión interna, que emiten dióxido de carbono (CO2) -el principal gas causante del calentamiento global-, es considerada una de las grandes causantes del cambio climático.
Pero pocos saben que el hombre que dio pie a nuestra insaciable pasión por los autos también fue un pionero ecológico.
Porque en los años 30 del siglo pasado Ford fue uno de los primeros en fabricar y utilizar lo que hoy llamamos bioplástico: un plástico hecho a base de plantas que, a diferencia del plástico tradicional -hecho a base de hidrocarburos- es biodegradable.
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