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Adiós al carbón: la transición más traumática de Polonia sin un plan ‘B’





La mina es el coche nuevo, es el viaje de verano, es la parroquia; la mina son los amigos, son los estudios de ingeniería; la mina es papá con el mono de trabajo y la cara tiznada; es el hogar, es la vida. Desde hace siglo y medio la minería de carbón es lo que vertebra la identidad de Alta Silesia, región histórica entre la actual Polonia y República Checa. En este voivodato, donde miles de mineros se sumergen cada día bajo tierra para extraer el combustible que más calienta sus hogares en invierno, el carbón es mucho más que un mineral: es historia colectiva y orgullo. Esta minería, que resistió a las guerras napoleónicas y las ocupaciones nazi y comunista, tiene, sin embargo, los días contados por su poca rentabilidad, la lucha contra el cambio climático y el agotamiento de los recursos.

La batalla por diseñar la transición del corazón minero europeo se está jugando también en Bruselas, donde Varsovia negocia sobre si alargar o no la vida útil de la minería para cumplir con los objetivos europeos de neutralidad climática para 2050 y reducir en un 55 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030. La concesión de nuevas licencias de minas por parte de las autoridades polacas supondría, según explican fuentes europeas a este diario, que la partida reservada para la región del flamante Fondo de Transición Justa, con un presupuesto global de 17.500 millones de euros y elemento clave del Pacto Verde para las regiones mineras, no llegue a Alta Silesia. Entre las estrictas condiciones para recibir los pagos, Polonia no puede desarrollar nuevos proyectos mineros. «Para mí, la minería significa tradición familiar», dice Henryk, minero retirado de 62 años, que vivió en los noventa el despido de miles de mineros como él con la primera fase de reconversión. Sobre el césped de un bar de Orzesze, una pequeña ciudad minera rodeada del verde intenso de los bosques, están su hija, su nieto –un bebé de tan solo unos meses, su yerno y dos amigos más. Todos tienen algo que ver con la mina.


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