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Hacer lo correcto
“¿Qué es hacer lo correcto?” Ese es el primer interrogante que nos plantea el profesor Michael Sandel de la Universidad de Harvard en su curso de Justicia y Razonamiento Moral. Mientras los estudiantes se levantan para defender sus opciones en conflicto, se hace evidente que los supuestos detrás de nuestros razonamientos morales son a menudo contradictorios, y la cuestión de lo que es correcto y lo que está mal no siempre es “blanco y negro”.
Profesor Michael Sandel- Este es un curso sobre la Justicia, y comienza con una historia.
PMS- Supongamos que eres el conductor de un tranvía, y tu auto va corriendo por los rieles a 60 millas por hora y al final de los rieles ves a cinco obreros trabajando en los rieles. Tratas de detener el tranvía pero no puedes, los frenos no funcionan. Te sientes desesperado porque sabes que si chocas a los 5 obreros ellos morirán (asumamos que sabes que, si chocas, todos ellos morirán) y te sientes desesperado. Hasta que te das cuenta que a la derecha hay un riel alterno, y al final de ese riel alterno, hay 1 obrero, trabajando en los rieles. Tu volante funciona así que puedes cambiar la dirección del tranvía si quieres hacia el riel alterno matando a 1 obrero pero evitando la muerte de 5.
He aquí nuestra primera pregunta ¿Cuál es la decisión correcta? ¿Qué tú harías? Vamos a tomar una encuesta: ¿Cuántos de ustedes virarían el tranvía hacia el riel alterno? ¿Cuántos de ustedes no lo harían? ¿Cuántos de ustedes continuarían en el riel principal?
Levanten las manos los que continuarían en el riel principal. Unos pocos lo harían; la mayoría viraría al riel alterno. Escuchemos primero las razones por las cuales ustedes piensan que esa es la decisión correcta.
Comencemos con los de la mayoría, ¿Quiénes virarían al riel alterno? ¿Por qué lo harían? ¿Cuál sería la razón? ¿Alguien se atreve a ser voluntario para dar una razón? Adelante, párese.
Estudiante- Porque no puede ser correcto matar a 5 personas cuando puedes matar sólo a 1 en vez.
PMS- No sería correcto matar a 5, si pudieras matar 1 en vez. Esa es una buena razón. Esa es una buena razón ¿Alguien más? ¿Todo el mundo está de acuerdo con esa razón? Adelante.
Estudiante- Bueno, yo estaba pensando que es la misma razón por la cual vemos a las personas que volaron el avión en septiembre 11, que volaron el avión a un campo de Pensilvania como héroes porque escogieron matar a la gente en el avión en vez de matar a más gente en los edificios.
PMS- O sea que el principio en este caso es el mismo que en septiembre 11. Es una circunstancia trágica pero es mejor matar a 1 para que 5 puedan vivir. Esa es la razón que la mayoría de la gente tiene, la gente que viraría al riel alterno, ¿verdad? Escuchemos ahora de esos en la minoría. Esos que no virarían al riel alterno.
Estudiante- Bueno, yo pienso que esa es la misma mentalidad que justifica el genocidio y el totalitarismo. Para poder salvar a un tipo de raza, eliminas a la otra raza.
PMS- Así que, ¿qué harías en este caso? Tú, para evitar los horrores del genocidio... ¿Chocarías a los 5 y los matarías?
Estudiante- Probablemente sí.
PMS- Muy bien, ¿alguien más? Esa fue una respuesta valiente, gracias.
Ahora consideremos otro caso sobre un tranvía y veremos si ustedes en la mayoría quieren mantenerse con el principio, de que lo correcto es que 1 muera para que 5 puedan vivir.
Esta vez no eres el conductor del tranvía, eres un espectador parado en un puente con vista sobre los rieles del tranvía y abajo, en los rieles, viene el tranvía y al final del tranvía hay 5 trabajadores los frenos no funcionan el tranvía está a punto de chocar a los 5 obreros y matarlos y ahora no eres el conductor. Estás desesperado. Hasta que notas que al lado tuyo, inclinado sobre el borde del puente, hay un hombre muy gordo. Y tú podrías empujarlo, y caería del puente a los rieles bloqueando el camino del tranvía. Él moriría pero los 5 trabajadores se salvarían.
Ahora, ¿quiénes empujarían al hombre gordo del puente? Levanten sus manos. ¿Quiénes no lo harían? La mayoría de la gente no lo haría. Esta es la pregunta obvia. ¿Qué pasó con el principio de que es mejor salvar 5 vidas aunque eso signifique sacrificar 1 vida? ¿Qué pasó con el principio que casi todo el mundo escogió, en el primer caso? Necesito escuchar de alguien que estuvo en la mayoría de ambos casos es ¿cómo explicas la diferencia entre los dos casos?
Estudiante- El segundo caso, creo, implica la elección activa de empujar una persona hacia abajo. Yo creo que esa persona de otra forma no se hubiera involucrado en la situación de ninguna manera de modo que escoger en su nombre implica, yo creo es involucrarlo en algo que él, de otra manera, hubiera evitado y eso, yo creo, es más que lo que ocurre en el primer caso, en el cual los tres bandos involucrados, el conductor y los dos grupos de trabajadores están inevitablemente involucrados en la situación.
PMS- Bueno, pero el obrero que trabaja en el riel alterno, él no decidió sacrificar su vida más que el hombre gordo, ¿o sí?
Estudiante- Eso es cierto, pero él estaba en los rieles.
PMS- Este hombre estaba en el puente. Adelante, puedes regresar si quieres. Bueno, es una pregunta complicada pero lo hiciste bien, lo hiciste muy bien, es una pregunta difícil. ¿Quién más puede encontrar una forma de reconciliar la reacción de la mayoría en estos dos casos? ¿Sí?
Estudiante- Bueno, yo creo que en el primer caso, en el que tienes 1 trabajador en un lado y los 5 en el otro es una elección entre esos dos grupos, y estás obligado a tomar una cierta decisión y hay gente que morirá por el tranvía, no necesariamente por tus acciones directas. El tranvía es una cosa fuera de control y hay que tomar una decisión inmediata mientras que empujar al hombre gordo es efectivamente un acto de asesinato de tu parte uno tiene control sobre esa acción mientras que uno no tiene control sobre el tranvía. Así que pienso que son situaciones un poco distintas.
PMS- Muy bien, ¿Quién tiene una respuesta? ¿Quién tiene una respuesta para eso? Fue una buena respuesta ¿Quién quiere responder? ¿Esa es una forma para salir de este dilema?
Estudiante- Yo no creo que esa es una muy buena razón porque estás escogiendo en ambas situaciones tienes que escoger quién muere por que, o viras el tranvía y matas a una persona lo cual es un acto de conscientemente pensar en virar el tranvía, o escoges empujar al hombre gordo sobre el puente, lo cual también es una acción consciente y activa, así que en ambos casos estás tomando una decisión.
PMS- ¿Quieres responder?
Estudiante- Bueno, es que no estoy seguro que ese sea el caso, todavía me parece un poco distinto, el acto de realmente empujar a alguien hacia los rieles y matarlo.
PMS- Estarías matándolo tú mismo, empujándolo con tus propias manos.
Estudiante- Eso es diferente que dirigir algo que causará muerte hacia otra... sabes, la realidad es que no suena muy correcto cuando estoy aquí. (Risas)
PMS- No, eso es bueno. Y, ¿cómo te llamas?
Estudiante- Andrew.
PMS- Andrew. Pues déjame hacerte esta pregunta, Andrew. Supongamos que estás parado en el puente al lado del hombre gordo. Y que no tienes que empujarlo, supón que está parado sobre una portezuela que puedes abrir girando un volante o algo parecido.(Risas) ¿Lo girarías?
Estudiante- Por alguna razón eso todavía me parece más incorrecto. O sea, quizás si accidentalmente te inclinas hacia el volante o algo así pero, o por ejemplo si el carro está dirigiéndose hacia un botón que activara la portezuela pues podría estar de acuerdo con eso.
PMS- Muy bien, todavía parece incorrecto de alguna forma que no parece incorrecto en el primer caso, tú dices.
Estudiante- Y de otra forma adicionalmente, o sea, en la primera situación estás involucrado directamente con la situación. En la segunda situación tú también eres un espectador. Así que tienes la opción de involucrarte o no al empujar al hombre gordo.
PMS- Olvidémonos por un momento de este caso, eso es bueno, pero imaginémonos un caso distinto. Esta vez eres un doctor en una sala de emergencia y te traen a 6 pacientes que estuvieron en un terrible accidente de tranvía 5 de ellos tienen heridas moderadas, 1 tiene heridas severas, y tienes que escoger entre gastar todo el día cuidando a la víctima con heridas severas, pero durante ese tiempo los otros 5 morirán, o puedes cuidar a los 5 y curarlos, pero durante ese tiempo la persona con heridas severas morirá. ¿Cuántos de ustedes salvaría a los 5 pacientes ahora que son el doctor? ¿Cuántos salvaría al paciente de heridas severas? Muy pocos, muy pocas personas. Por la misma razón, presumo 1 vida versus 5 vidas.
Ahora consideren otro caso de un doctor. Esta vez eres un cirujano de transplante y tienes 5 pacientes en necesidad desesperada de un transplante de órgano para poder sobrevivir. Uno necesita un corazón, uno un pulmón, uno un riñón, uno un hígado, y el quinto un transplante de páncreas. No tienes donantes de órganos. Estás apunto de verlos morir y entonces se te ocurre que en la sala adyacente hay un hombre saludable que vino al hospital para un chequeo. Él se está tomando una siesta y tú podrías ir silenciosamente, quitarle los cinco órganos. Esa persona moriría pero podrías salvar a los otros 5. ¿Cuántos lo harían? ¿Alguien lo haría? ¿Cuántos? Levanten las manos si lo harían. ¿Alguien en el balcón? ¿Tú lo harías? Cuidado de que no te inclines demasiado. ¿Cuántos no lo harían? Muy bien. ¿Qué tú dirías, el que está en el balcón, el que le quitaría los órganos? ¿Por qué?
Estudiante- Yo quisiera explorar una posibilidad alterna. La posibilidad de tomar el primer paciente de los 5 que necesitan órganos que se muera y usar sus 4 órganos saludables para salvar a las otras 4 personas. (Risas)
PMS- Esa es una muy buena idea. Esa es una gran idea, excepto por el hecho de que destruiste el punto filosófico. (Risas)
Alejémonos un poco de estas historias y estos argumentos para notar algunas cosas sobre la forma en que los argumentos se han desarrollado.
Ciertos principios morales han comenzado a emerger de las discusiones que hemos tenido. Así que consideremos la forma que esos principios morales adoptan.
El primer principio moral que salió de la primera discusión dice que la decisión correcta, la decisión moral, depende de las consecuencias que resultarán de tu acción. Al final del día, “mejor que vivan 5 aunque 1 tenga que morir”. Eso es un ejemplo de razonamiento moral consecuencialista. El razonamiento moral consecuencialista localiza la moralidad en las consecuencias de un acto. En el estado del mundo que resultará de las cosas que uno haga.
Pero entonces fuimos un poco más allá, y consideramos esos otros casos y la gente no estaba muy segura sobre el razonamiento moral consecuencialista. Cuando la gente dudó sobre empujar al hombre gordo del puente o de quitarle los órganos al paciente inocente, la gente empezó a dar razones basadas en la calidad intrínseca del acto en sí mismo. Más allá de las consecuencias. La gente dudó y algunos pensaron que está mal categóricamente mal matar a una persona, una persona inocente, aunque sea para salvar 5 vidas. Por lo menos estas personas pensaron que en la segunda versión de cada historia que consideramos. Esto apunta a una segunda forma categórica de pensar sobre el razonamiento moral. El razonamiento moral categórico localiza la moralidad en ciertos requisitos morales absolutos, en ciertos deberes y derechos categóricos sin tener en cuenta las consecuencias.
En estos próximos días y semanas exploraremos el contraste entre los principios morales consecuencialistas y categóricos.
El ejemplo más influyente de razonamiento moral consecuencialista es el utilitarismo, una doctrina inventada por Jeremy Bentham, el filósofo político inglés del siglo XVIII. El filósofo más importante del razonamiento moral categórico es el filósofo alemán Immanuel Kant, también del siglo XVIII.
Así que veremos estos dos modos distintos de razonamiento moral. Los evaluaremos y también consideraremos otros modos de pensamiento. Si observan el currículo, notarán que leemos un número de libros famosos: libros de Aristóteles, John Locke, Immanuel Kant, John Stuart Mill, entre otros. También notarán en el currículo que no sólo leemos estos libros, si no también estudiaremos controversias políticas y legales contemporáneas que invocan preguntas filosóficas.
Debatiremos la igualdad y la desigualdad, discriminación positiva (acción afirmativa), la distinción entre la libertad de expresión y el discurso del odio, el matrimonio entre personas del mismo sexo, la conscripción militar, una variedad de preguntas prácticas para no sólo darle vida a estos libros abstractos si no también dejar claro la importancia en nuestras vidas diarias, incluyendo en nuestras vidas políticas, de la filosofía. Así que leeremos estos libros y debatiremos estos temas y veremos como el uno informa e ilumina al otro y viceversa.
Esto puede que les suene atractivo, pero aquí tengo que mencionar una advertencia y la advertencia es esta: leer estos libros de esta manera, como un ejercicio en el conocimiento de uno mismo, leerlos de esta forma conlleva ciertos riesgos. Riesgos que son personales y políticos, riesgos que todos los estudiantes de filosofía política han conocido. Estos riesgos se enraízan en el hecho de que la filosofía nos enseña y nos perturba al confrontarnos con lo que ya nosotros conocemos.
La ironía es que la dificultad de este curso consiste en el hecho de que te enseña lo que ya conoces. Funciona tomando lo que conocemos de situaciones familiares que no cuestionamos y haciéndolo extraño.
Así es que esos ejemplos funcionaron. Las situaciones hipotéticas con que comenzamos, con su mezcla de broma y sobriedad es también la forma en que funcionan estos libros filosóficos. La filosofía nos aleja de lo familiar, no al proveernos con nueva información si no al invitarnos y provocarnos a adoptar una nueva forma de ver.
Pero, y aquí está el riesgo, ya cuando lo familiar se ha vuelto extraño, no vuelve a ser lo mismo nunca más. El conocimiento de uno mismo es como la inocencia perdida, no importa cuán perturbante lo encuentres, nunca se puede olvidar o desconocer. Lo que hace a esta empresa difícil pero también fascinante, es que la filosofía moral y política es una historia y tú no sabes hacia dónde esa historia te llevará, pero lo que sí debes saber es que esa historia es sobre ti mismo.
Esos son los riesgos personales, y ahora sobre los riesgos políticos. Una forma de introducir un curso como este es prometiéndoles que al leer estos libros y al debatir estos temas se convertirán en ciudadanos mejores y más responsables. Que examinaremos las presuposiciones de la política pública, que afinaremos nuestro juicio político y que últimamente nos convertiremos en participantes más efectivos en asuntos públicos pero esto sería una promesa parcial y engañosa. La filosofía política en su mayor parte no ha funcionado de esa manera.
Tienes que admitir la posibilidad de que la filosofía política te convierta en un peor ciudadano en vez de en un mejor ciudadano o por lo menos que te convertirá en un peor ciudadano antes de convertirte en un mejor ciudadano. Y eso es porque la filosofía es una actividad distanciante y hasta debilitante. Esto se ve hasta en los tiempos de Sócrates. Hay un diálogo, el Gorgias, en el que uno de los amigos de Sócrates, Callicles, intenta convencerlo de que pare de filosofar. Callicles le dice a Sócrates que la filosofía es un juguete bonito al cual uno se entrega en moderación durante algunos momentos de la vida pero que si uno la persigue más allá de eso, uno alcanza la ruina absoluta. Toma mi consejo, dice Callicles, abandona el argumento aprende los logros de la vida activa, adopta modelos que no pierdan el tiempo en estos asuntos mezquinos, aquellos que tienen buena reputación y profesión entre otras bendiciones. Así que lo que Callicles verdaderamente le está diciendo a Sócrates es que renuncie a la filosofía, que sea realista, que vaya a la escuela de negocios y Callicles sí tenía un buen punto.
Tenía un buen punto porque la filosofía nos distancia de las convenciones y de las suposiciones establecidas y de las creencias establecidas.
Esos son los riesgos, personales y políticos y frente a estos riesgos tendemos a tomar una evasión característica. El nombre de esta evasión es el escepticismo. Es la idea, bueno, es algo como la actitud, de que nosotros no resolvimos, al fin y al cabo, los casos o los principios que debatimos al comienzo de la clase. Y si Aristóteles, y Locke y Kant y Mill no lograron resolver estas preguntas después de todos estos años… ¿Quiénes somos nosotros para pensar que aquí en Sanders Theatre, en un semestre podremos resolverlas?
Así que quizás simplemente cada persona, tiene sus propios principios, y no hay nada más que decir al respecto sobre eso. “No hay forma de razonar”, esa es la evasión. La evasión del escepticismo. A esa evasión yo le ofrezco la siguiente respuesta: “Es cierto que estas preguntas se han debatido por mucho tiempo pero el mero hecho de que han vuelto a ocurrir y persisten, nos sugiere que aunque son imposibles en un sentido son inevitables en otro y la razón por la cual son inevitables y la razón por la cual son ineludibles es que nosotros vivimos algunas respuestas a estas preguntas todos los días.
Así que el escepticismo, la actitud de levantar las manos y rendirse y no optar por la reflexión moral, no es una solución.
Immanuel Kant describió muy bien el problema con el escepticismo cuando escribió el escepticismo es un lugar de descanso para el raciocinio humano donde puede reflexionar sobre sus andanzas dogmáticas. Pero no es un lugar de morada para el asentamiento permanente. Simplemente aceptar el escepticismo, escribió Kant, no puede bastar para superar la inquietud del raciocinio.
He intentado sugerir, a través de estas historias y estos argumentos algún sentido de los riesgos y las tentaciones de los peligros y las posibilidades. Yo simplemente concluiría diciendo que el propósito de este curso es despertar la inquietud del raciocinio y ver hacia dónde lleva.
Muchas gracias.
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Fuente: Universidad de Harvard - Video en inglés
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