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REDACCION MEDICA 9/06/2021
El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad de origen desconocido que aparece con más frecuencia en mujeres jóvenes o de edad intermedia y que se incluye dentro de los síndromes somáticos funcionales. Consiste en la presencia de cansancio sin causa aparente, de más de 6 meses de duración, asociado a otros datos clínicos. Suele aparecer en personas previamente sanas, sin antecedentes de enfermedades psiquiátricas y, en general, con una importante actividad en su vida diaria. Muchos pacientes con cansancio crónico no llegan a cumplir criterios para ser catalogados como pacientes con síndrome de fatiga crónica y son diagnosticados de astenia crónica idiopática (cansancio crónico de causa desconocida). Sin embargo, probablemente se trate de la misma enfermedad.
El síndrome de fatiga crónica se asocia frecuentemente a otras enfermedades de causa desconocida como la fibromialgia, el colon irritable, la enfermedad de la articulación témporo-mandibular, el síndrome de las piernas inquietas o la cistitis intersticial.
¿Cuáles son sus causas del síndrome de fatiga crónica?
La causa del síndrome de fatiga crónica es desconocida. En estos pacientes se han encontrado diversas alteraciones inespecíficas cuya relación con la enfermedad es dudosa. Las causas que mas frecuentemente se han relacionado con la aparición de un síndrome de fatiga crónica han sido:
Infecciones por virus, como el virus de Epstein-Barr (responsable de la mononucleosis infecciosa), citomegalovirus y, más recientemente, diversos virus como los relacionados con el HTLV, el XMRV o el MLV (virus de la leucemia murina) o por bacterias, como la borreliosis crónica (enfermedad de Lyme).
En general los estudios que han evaluado las causas del síndrome de fatiga crónica han mostrado resultados contradictorios por lo que se puede concluir que, hasta el momento actual, no existe ninguna causa definitiva conocida de esta enfermedad.
¿Qué síntomas produce la enfermedad?
El síntoma principal del síndrome de fatiga crónica es el cansancio continuo (astenia), que no cede tras el sueño y que dificulta o imposibilita la realización de tareas habituales. Frecuentemente aumenta tras realizar una actividad física algo mayor de la habitual. En general, su inicio es brusco y se pone en relación con un cuadro gripal o catarral en los días previos. En muchas personas se asocia con:
Dolor muscular y articular.
Dolor de garganta.
Dolor abdominal, a veces con diarrea.
Febrícula, en general no superior a 37,5ºC.
Sequedad en los ojos o en la boca.
Alteraciones para concentrarse, alteraciones de la memoria, dolor de cabeza y problemas para conciliar el sueño o sueño exagerado.
Algunos pacientes refieren pérdida o ganancia de peso, alergias, lesiones en la piel, sudoración u otros síntomas en general vagos.
La exploración física es característicamente normal, si bien pueden encontrarse a veces ganglios dolorosos, sobre todo en el cuello.
¿Cómo se diagnostica el síndrome de fatiga crónica?
Para el diagnóstico del síndrome de fatiga crónica se requiere haber descartado otras causas de astenia crónica. Para ello suele ser suficiente una detallada historia clínica, una exploración y unos análisis simples. No existe ningún análisis específico de esta enfermedad y todas las pruebas que se realizan suelen ser normales. En general no se recomienda someter al paciente a análisis complejos, pruebas radiológicas u otras pruebas, a no ser que exista sospecha de una enfermedad concreta. Tras descartar otras enfermedades, para ser diagnosticado de síndrome de fatiga crónica el paciente debe cumplir los siguientes criterios:
Cansancio que interfiere en la actividad diaria y que no mejora tras el sueño o el descanso.
Que durante los últimos 6 meses hayan aparecido, de forma continua o recurrente, al menos 4 de los siguientes síntomas:
Un grupo de expertos ha sugerido revisar estos criterios y renombrar la enfermedad. Estos expertos recomiendan denominarla enfermedad de intolerancia generalizada al esfuerzo. Para el diagnóstico deberían existir fundamentalmente 3 síntomas:
* La imposibilidad para realizar actividades al nivel que las hacían antes de desarrollar la enfermedad durante al menos 6 meses, acompañadas de cansancio profundo la mayoría del tiempo.
* El empeoramiento de estos síntomas tras la realización de cualquier esfuerzo, ya sea físico o mental, o tras sufrir un estrés emocional.
* Sueño que no repara el cansancio.
Además de estos síntomas cardinales, para establecer el diagnóstico los pacientes deben tener 2 problemas adicionales mantenidos durante al menos 6 meses la mayor parte del tiempo:
Dificultad para pensar.
Imposibilidad para permanecer de pie sabiendo que los síntomas mejoran al tumbarse.
¿Cuál es su pronóstico?
El síndrome de fatiga crónica tiene un pronóstico variable, en general no muy favorable. En algunos pacientes la sintomatología puede desaparecer completamente y se recuperan del todo. En la mayoría, sin embargo, los síntomas suelen mantenerse a lo largo del tiempo con periodos en los que se encuentran mejor y otros en los que están peor.
El síndrome de fatiga crónica no se asocia a una mayor mortalidad ni a un mayor riesgo de problemas graves en órganos importantes.
El pronóstico es peor en personas de mayor edad, con menor nivel de educación, en la enfermedad de muy larga duración, cuando se asocia a diversas enfermedades psiquiátricas y cuando el paciente cree que la causa de su cansancio es algún problema físico que no ha sido diagnosticado.
¿Es hereditario o contagioso?
El síndrome de fatiga crónica no es ni hereditario ni contagioso.
¿Cuál es el tratamiento del síndrome de fatiga crónica?
Se han utilizado muchos tratamientos para el síndrome de fatiga crónica, en general sin ninguna utilidad, por lo que el paciente debe entender con claridad en qué consiste la enfermedad y lo que puede esperar del tratamiento. El tratamiento está generalmente dirigido a mejorar los síntomas pero no a curar la enfermedad.
Ni las dietas especiales, ni ninguno de los numerosos tratamientos que han sido probados (antibióticos, antivirales, inmunoglobulinas, corticoides, galantamina, etc.) han demostrado su eficacia. Aunque existen estudios en los que alguno de estos tratamientos ha mostrado resultados favorables, en general estos resultados no se han podido reproducir en otros estudios similares, mejor diseñados o de mayor tamaño realizados de forma posterior.
Es necesario establecer una buena relación de confianza mutua con el médico. Los tratamientos que han demostrado eficacia son exclusivamente:
A todos los pacientes con datos que sugieran depresión se les debe ofrecer un ciclo de tratamiento con antidepresivos.
Además, se debe intentar mantener una buena calidad de sueño.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.
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