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Cómo aprender a innovar en el mundo tecnológico

Brando,  Leandro Africano, 24 /02/2016

 

A menos que uno sea experto en geografía o fanático de las tradiciones escandinavas, no hay muchas chances de saber en qué país está la ciudad de Karlskrona: queda en Suecia y es sede, desde 1996, de una de las experiencias educativas más disruptivas de los últimos treinta años. Se trata de Hyper Island, institución que nació cuando Jonathan Briggs, David Ericson y Lars Lundh se encontraron durante la producción de un CD-ROM. Los tres coincidieron en la necesidad de crear un ámbito de formación en sintonía con la economía posindustrial que entonces se estaba difundiendo en clave digital. El primer programa de dos años comenzó en 1996, al que asistían treinta estudiantes. 

La propuesta de la escuela tiene un esquema disruptivo de enseñanza con profesores no permanentes (en su mayoría exitosos en la industria), clases pequeñas y multiculturales, y exigencias de proyectos de marcas reales, con presupuestos, fecha de cierre y clientes que cambian su opinión acerca de un producto (opinión o interés) casi todo el tiempo. Los títulos de los cursos que ofrece ya son atractivos: Digital Strategy, Business Transformation, Creative Data Lab, User Experience Lab, Digital Media Management y Digital Experience Design. También cuenta con filiales en Manchester, Nueva York, Londres, Estocolmo, Singapur y San Pablo. 

Del otro lado del mostrador, los alumnos no son seleccionados según sus notas, sino que se evalúa una carta personal en la que ellos explican sus motivaciones. Además, cada año la escuela propone una actividad que los aspirantes deben resolver y enviar junto a su solicitud (por ejemplo, una autobiografía utilizando dos medios diferentes). Los nuevos estudiantes son elegidos por los estudiantes antiguos, los empleados de la escuela y los profesionales externos. 

Mathias Jakobsen es un artista sueco y emprendedor de internet que suele estar en el staff de profesores de Hyper Island. Semanas atrás ofreció una master class en Buenos Aires y apenas tocó suelo criollo se planteó su primer desafío creativo: llegar desde el aeropuerto de Ezeiza al barrio de Palermo en transporte público, solo con su iPhone y sin saber una sola palabra de español. Lo logró, pero no sin antes llevarse varias anécdotas para Nueva York, ciudad donde reside. 

"Una de las claves del éxito de la escuela es el foco en el aprendizaje más que en la educación tradicional de evaluación y estandarización de contenidos. Cabe preguntarse, ¿cómo aprendemos realmente hoy? Siempre habrá graduados que atraviesen cómodamente el sistema educativo, pero siempre habrá estudiantes brillantes que sobresalgan. Requiere de mucha confianza dejar el modelo tradicional y abrazar algo nuevo", explica Jakobsen. 

Para él, la innovación en las empresas reside en la búsqueda constante de la identidad de marca y en el cumplimiento de las nuevas necesidades de los usuarios, además de mejorar la experiencia de las ya existentes. "Ejemplos como Uber o Airnb dan cuenta de esto porque los taxis y el alojamiento ya existían; lo que cambió es la manera de usarlo. Y el otro modo de innovación reside en que empresas consagradas puedan descubrir de qué otras formas sus productos o servicios pueden resolver las nuevas necesidades de las personas", apunta. 

La pata argentina de Hyper Island es Pablo Lorenzo, fundador y CEO de las cadenas Tea Connection y Green Eat. Años atrás fundó la agencia Palo, que se basa en el diseño de estrategias de innovación para marcas de comida, moda y tecnología. Luego de realizar un curso de la escuela en Europa, decidió que era una buena idea traer esas clases magistrales de tres días a Argentina. En la última edición, participaron 37 alumnos que pagaron 4.000 dólares por asistir, y hasta ahora, después de tres encuentros desde 2014, no hubo reclamo alguno. 

"Los profesores nos acercan su presentación y luego se van. Lo que hacen es ayudar a pensar soluciones reales a problemas concretos, creando incluso prototipos de aplicaciones o desarrollos tecnológicos para que eso suceda. Desde la primera edición hubo muy buen intercambio, y por eso, estamos proponiendo tener dos master classes por año en Argentina", concluye Lorenzo. 

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