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El 7 de febrero de 1984 es una fecha que quedó grabada en la memoria de la NASA y de los amantes del espacio. Ese día, el astronauta Bruce McCandless, a bordo del transbordador espacial Challenger, se convirtió en el primer ser humano en flotar libremente en el espacio sin estar conectado a una nave por un cable.
El éxito de la misión llamada STS-41B se basó en el desarrollo de un invento fundamental para la exploración espacial: la Unidad de Maniobra Tripulada (MMU), un propulsor a mochila que daba la libertad de moverse en cualquier dirección sin necesidad de cables.
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