La tecnoeuforia es una falacia. Ha llegado la hora de recuperar el control de la tecnología
Las nuevas tecnologías traen roblemas de salud mental, polarización, desinformación, inferencia electoral e incluso daños al medio ambiente.
Millones de estadounidenses y no pocos aliados de ese país en el mundo recibieron con esperanza la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca hace un año. Concluía la presidencia de Donald Trump que, más allá de sus aciertos y errores, había estado marcada por numerosas polémicas.
El triunfo de Biden venía acompañado de una inesperada aunque precaria mayoría en el Congreso, que alimentó entre sus partidarios el optimismo de que su gobierno llevaría adelante una agenda ambiciosa.
Recuperar la economía del país tras los embates de la pandemia, instaurar un salario mínimo federal de US$15 por hora, estudios universitarios gratuitos para la mayoría de los estudiantes, aumentar los recursos federales destinados a salud y educación, poner fin a la política migratoria de línea dura de Trump, dar prioridad a la lucha contra el cambio climático y resolver las tensiones existentes con los aliados internacionales eran algunas de las piezas clave de esa agenda.
Algunos de sus objetivos ya se cumplieron, pero otros han sido más elusivos, incluyendo los que en el actual contexto político lucen improbables, lo que ha causado una creciente frustración entre sus votantes.
Esto se ha reflejado en las encuestas, en las que luego de culminar sus primeros 100 días de gobierno con un apoyo de 57%, Biden ha visto menguar esos números. En septiembre pasado, cayeron tras la polémica retirada de las fuerzas estadounidenses en Afganistán y desde entonces han permanecido en torno a 43%, de acuerdo con Gallup.
Las nuevas tecnologías traen roblemas de salud mental, polarización, desinformación, inferencia electoral e incluso daños al medio ambiente.
Casi sin que nos diéramos cuenta, las ‘big tech’ se han convertido en nuestras soberanas ‘de facto’, cuyos gobiernos nos condenan a todo tipo males. Problemas de salud mental, polarización, desinformación, inferencia electoral e incluso daños al medio ambiente. Para evitar que esta deriva nos sentencie definitivamente, más de 100 personalidades han firmado y presentado el ‘Manifiesto OFF
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