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Redaccion Medica 20/04/2021
* Mantener una dieta adecuada.
* Realizar ejercicio físico diario.
* No fumar.
* Mantener un buen control de su concentración de azúcar en sangre.
* Tomar adecuadamente la medicación para la diabetes que le han prescrito.
* Seguir diversos tratamientos para prevenir el riesgo de complicaciones vasculares y el daño de diferentes órganos.
* Ponerse las vacunaciones recomendadas.
* Realizar cuidados especiales en los pies y en las heridas.
* Hacer revisiones periódicas en sus ojos.
* Considerar distintas situaciones especiales.
* Conocer en qué consiste una hipoglucemia.
* Conocer cuándo acudir a la Urgencia Hospitalaria.
* Saber cuándo acudir al médico de atención primaria.
No existe una alimentación específica para los pacientes con diabetes. La dieta debe estar dirigida a acercarse al peso ideal, mejorar el control de la glucosa en sangre y reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares. Una alimentación adecuada le ayudará a sentirse mejor y a reducir el riesgo de padecer enfermedades del corazón, riñón, ictus y otros problemas causados por la diabetes.
Para ello debe seguir una alimentación de tipo mediterráneo (rica en frutas, verduras, pescado, frutos secos y aceite de oliva), pobre en azúcares simples y pobre en grasas de origen animal. Por tanto:
Reduzca la cantidad de azúcares simples de la dieta. Entre ellos se incluyen el azúcar como tal, las bebidas azucaradas (refrescos o zumos de bote), los productos de bollería, galletas, tartas, pasteles, mermelada, miel, siropes, chucherías, caramelos, chocolates, vino dulce, etc. Los zumos de fruta y las compotas tienen habitualmente azúcar, por lo que debe limitar su consumo. Los carbohidratos (azúcares) procedentes de verduras, hortalizas, frutas, legumbres, cereales, o lácteos son generalmente adecuados. Si usted recibe tratamiento con insulina o con antidiabéticos orales, debe intentar mantener un consumo diario similar de hidratos de carbono en cada una de las comidas del día. Esto permitirá mantener una dosis estable de su medicación.
Utilice preferentemente aceites vegetales, fundamentalmente aceites ricos en grasa monoinsaturada (aceite de oliva). Algunos aceites vegetales, como el aceite de coco y palma, frecuentemente utilizados para la fabricación de bollería, son ricos en grasas saturadas y deben evitarse. Las grasas saturadas de origen animal (partes grasas de la carne, piel del pollo, embutidos, y lácteos y derivados no desnatados) y las grasas trans (productos de bollería, galletas, comidas precocinadas, fritos, etc.), deben también evitarse. Por el contrario, los aceites derivados del pescado son adecuados. El consumo de grasa debe ser reducido si usted tiene sobrepeso u obesidad, dado que la cantidad de calorías de la grasa (de los aceites) es muy alta, independientemente del tipo de aceite consumido.
Las proteínas son necesarias para el organismo. Las proteínas se encuentran en la clara del huevo, la carne y el pescado. Debe reducir su consumo si tiene pérdida de proteínas por orina (proteinuria).
Coma alimentos ricos en fibra. Estos alimentos reducen la absorción intestinal de azúcar y de colesterol, aumentan la sensación de saciedad y reducen el estreñimiento, por lo que deben ser recomendados en todos los pacientes diabéticos. Coma por tanto cereales integrales, pan integral, frutas con piel, vegetales (como los espárragos) y legumbres.
Evite el consumo regular de alcohol, sobre todo si tiene sobrepeso y/o triglicéridos elevados. En caso de que decidiera beber alcohol, limite su cantidad a un máximo de una bebida alcohólica al día en la mujer y de 2 bebidas alcohólicas en los varones. Una bebida alcohólica se refiere a una copa de vino o a una cerveza pequeña.
No existe ningún estudio que avale el consumo de suplementos vitamínicos, antioxidantes, o minerales.
Sobre las recomendaciones generales comentadas, puede haber ciertas recomendaciones más concretas sobre su dieta en función de si tiene o no diversos factores de riesgo (obesidad, colesterol elevado, hipertrigliceridemia, hipertensión arterial) o según tenga o no otras enfermedades asociadas (insuficiencia renal, pérdida de proteínas por la orina). El consumo de sal debe limitarse, sobre todo si existe hipertensión arterial asociada.
Si usted tiene sobrepeso o está obeso debe realizar una dieta baja en calorías para intentar llevar su peso al ideal. Las calorías se encuentran en todos los alimentos. Para reducir el peso, se recomiendan dietas de entre 1500 y 2000 calorías. Es aconsejable dividir las calorías en varias comidas al día (4 o 5) y que el consumo calórico sea siempre similar, sobre todo si se está en tratamiento con algunos antidiabéticos orales o con insulina. También es importante que las comidas se hagan a la misma hora. Todo ello permitirá un mejor control de su azúcar en sangre. Incluso pequeños descensos en el peso pueden tener repercusiones muy importantes para su salud.
El ejercicio físico ayuda a reducir el peso, permite quemar el azúcar, y por tanto reducir su cantidad en sangre, aumenta la masa muscular y disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Por todo ello es fundamental realizar ejercicio físico a diario, idealmente entre 30 y 60 minutos como mínimo:
Los niños deberían realizar un mínimo de 60 minutos de ejercicio al día.
Los adultos deberían hacer un mínimo de 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico (2 horas y media) de intensidad moderada, al menos repartidos en 3 días. No es conveniente estar más de 2 días sin realizar ejercicio físico. También es conveniente (si no existen contraindicaciones) hacer ejercicios de resistencia un mínimo de 2 veces por semana.
El ejercicio aeróbico consiste en caminar, correr, nadar, montar en bicicleta, hacer gimnasia, etc. El ejercicio de resistencia consiste en hacer pesas, máquinas, etc.
No es conveniente que comience a realizar de forma brusca actividades que puedan poner en peligro su corazón. Una actividad física moderada puede realizarse sin supervisión médica. Sin embargo, si decide realizar una actividad física más intensa, debería someterse previamente a una valoración médica. Aunque no existe consenso entre los médicos, algunos recomiendan la realización de una prueba de esfuerzo (ergometría) en los pacientes con diabetes que vayan a iniciar un programa de ejercicio vigoroso, sobre todo si tienen una diabetes tipo 2 de más de 10 años de duración, tienen enfermedad arterial periférica, tienen nefropatía, neuropatía o retinopatía diabéticas o si tienen otros factores de riesgo cardiovascular asociados (hipertensión arterial, colesterol elevado, es fumador, etc.). Sin embargo no está claro el beneficio de la ergometría y, probablemente, lo más adecuado es aplicar el sentido común e iniciar la actividad física de forma lenta y paulatina e irla incrementado lentamente y de forma progresiva.
Tenga en cuenta lo siguiente con respecto a la actividad física:
Hable con el médico sobre los tipos de ejercicios que sean mejores para usted.
Asegúrese de que los zapatos le calcen bien y de que los calcetines no tengan costuras que le rocen, y que estén limpios y secos. Después de hacer ejercicio es conveniente revisarse los pies en busca de zonas enrojecidas o heridas.
Antes de hacer ejercicio realice actividades de calentamiento y estiramientos durante al menos 5 minutos. Por ejemplo, empiece la sesión de ejercicio caminando lentamente. Después estire y luego camine más deprisa.
Después de hacer ejercicio realice actividades de enfriamiento durante varios minutos. Por ejemplo, termine la sesión de ejercicio caminando lentamente de nuevo.
En algunas personas puede ser conveniente tomarse un tentempié antes de realizar una actividad física. Consúltelo a su médico.
Lleve con usted algo de comer o algún terrón de azúcar por si sufriera una bajada de azúcar durante el ejercicio.
Siempre lleve puesto algún tipo de identificación por si tuviera algún problema de salud.
El ejercicio físico vigoroso está contraindicado:
Si existe cetosis (acetona) en orina, algo que puede ocurrir en diabéticos tipo 1 mal controlados, con azúcar muy alto en sangre.
En pacientes tratados con insulina o con antidiabéticos orales en los que la cantidad de azúcar en sangre sea muy baja antes de hacer el ejercicio (menos de 100 mg/dL). En estos casos debe comerse algo antes de iniciar la actividad física.
Si existe retinopatía diabética no tratada. Es una contraindicación para la realización de ejercicio físico intenso.
El tabaco se asocia a enfermedades cardiovasculares. El riesgo de estas enfermedades en una persona con diabetes es muy alto. De hecho las personas con diabetes necesitan un tratamiento preventivo para reducir dicho riesgo. El abandono del tabaco es fundamental para reducir el riesgo de este tipo de complicaciones.
Es importante realizar determinaciones periódicas de glucosa en sangre. En general se recomiendan en los pacientes tratados con insulina, sobre todo cuando se haya modificado su dosis. La periodicidad de su realización depende de diversos factores. Su médico le indicará cuando se las debe realizar. En general la medición de glucosa se recomienda en pacientes con diabetes tratados con múltiples dosis diarias de insulina:
Antes de cada una de las comidas y en ocasiones después.
Cuando se vaya a acostar.
Antes de realizar un ejercicio físico.
Antes de conducir o de realizar una actividad que pueda poner en peligro su salud o la de otros.
Cuando se sospeche que el azúcar en sangre pueda estar bajo y tantas veces como sea preciso hasta que el azúcar se normalice.
Cuando aparezca alguna otra enfermedad intercurrente.
En general se consideran adecuados los siguientes valores de glucosa:
Antes de las comidas de 70 a 130 mg/dL.
De 1 a 2 horas después del comienzo de una comida menor de 180 mg/dL.
Sin embargo estas cifras pueden no ser las adecuadas para usted, por lo que es conveniente que consulte a su médico.
Es posible que su médico le realice una prueba de hemoglobina glicosilada (HbA1C) con una determinada frecuencia, generalmente un mínimo de 2 veces al año o más si el azúcar no está bien controlado. Esta prueba indica el nivel promedio de azúcar en la sangre durante los 3 meses anteriores. Se considera un valor adecuado cuando se encuentra por debajo del 7%. En algunas personas este valor debe ser más exigente (por debajo de 6,5%) y en otras menos exigente (por debajo del 8%) en función de sus características, como la edad, el tiempo de evolución de la diabetes, las enfermedades asociadas, etc.
Los resultados de sus pruebas de azúcar en la sangre y de la prueba de HbA1C indicarán si es necesario modificar algún aspecto de su dieta, de su plan de ejercicio o de su medicación.
Además de no olvidarse del tratamiento, es importante tomar la medicación en el momento del día que se le haya indicado. Hable con su médico para saber cuándo debe tomar las medicinas para la diabetes.
Los pacientes diabéticos tienen un riesgo elevado de presentar complicaciones cardiovasculares dado que desarrollan arteriosclerosis con más facilidad que las personas sin diabetes. Esto implica que se usted debe reducir al máximo sus factores de riesgo. Por ello:
No fume.
Mantenga un control óptimo de su presión arterial (generalmente inferior a 135/85 mmHg).
Mantenga un control óptimo de su colesterol malo (colesterol-LDL). Para ello probablemente recibirá una medicina para el colesterol de la familia de las estatinas (pravastatina, simvastatina, atorvastatina o similar). El objetivo es mantener un colesterol-LDL por debajo de 70 ó 100 mg/dL.
Para prevenir el deterioro del riñón pueden recomendarle tratamiento con medicamentos utilizados para reducir la presión arterial del grupo de los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (captopril, enalapril, lisinopril, ramipril u otros) o de los inhibidores del receptor de la angiotensina 2 (losartán, irbesartan, olmesartan u otros). Estas medicinas pueden estar indicadas aunque su presión arterial sea normal.
La administración de aspirina para prevenir el riesgo de complicaciones cardiovasculares en pacientes diabéticos es controvertida. Todos los pacientes diabéticos con antecedentes de ataque isquémico transitorio, ictus, angina de pecho, infarto de miocardio, revascularización coronaria o carotidea o problemas de riesgo en las piernas (es decir con enfermedad cardiovascular ya establecida), deben recibir 100 mg diario de aspirina (ácido acetilsalicílico). Su utilización en pacientes sin enfermedad cardiovascular no está clara. Algunas Sociedades no recomiendan tratar con aspirina y otras (como la Asociación Americana de Diabetes) recomiendan dar aspirina en la mayoría de diabéticos mayores de 50 años.
Todos los pacientes con diabetes deben vacunarse anualmente de la gripe.
Todos los pacientes mayores de 2 años con diabetes, deben recibir la vacuna del neumococo. Los mayores de 65 años deben revacunarse si no han recibido la vacuna en los últimos 5 años. Los pacientes con problemas graves de riñón deben también revacunarse.
Los pacientes adultos con diabetes deben recibir la vacuna de la hepatitis B.
Los pacientes con diabetes pueden tener una menor sensibilidad en alguna parte de su cuerpo, generalmente en las piernas y pies. A su vez, en la diabetes avanzada, son frecuentes los problemas de circulación, con una mala llegada de sangre a las piernas debido a la presencia de arteriosclerosis. Por ello, las personas diabéticas pueden hacerse pequeñas heridas o rozaduras que no notan por la ausencia de dolor, que pueden aumentar de tamaño y ser difíciles de curar, sin cicatrizarse por la falta de riego. La presencia de alteraciones previas en los pies (pies planos, pies cavos, juanetes, etc.) facilita el que se desarrollen estos problemas. Por todo esto los pacientes con diabetes deben:
Seleccionar adecuadamente un calzado cómodo que no favorezca la aparición de heridas, debiendo valorar la utilización de calzado ortopédico. Para evitar rozaduras es conveniente utilizar calcetines sin costuras.
Vigilar que no haya ningún objeto en el interior de los zapatos antes de calzarlos.
Inspeccionar diariamente los pies para identificar pequeñas heridas o zonas de rozaduras.
Mantener una óptima higiene de los pies, debiendo estar limpios e hidratados.
Buscar cuidado especializado para el manejo de los callos y el corte de las uñas.
Evitar caminar descalzo y otras acciones que puedan favorecer el hacerse una herida. Llevar siempre calzado puesto.
No utilizar nunca bolsas de agua caliente o cualquier otro sistema para dar calor a los pies.
Recibir cuidados por parte de personal especializado (podólogos).
Consultar de forma inmediata cuando aparezca alguna lesión que pueda complicarse.
Controlar de forma óptima el azúcar en sangre y los factores de riesgo cardiovascular.
Los pacientes con diabetes tienen un mayor riesgo de padecer cataratas, glaucoma y problemas en la retina que los no diabéticos. El control de los factores de riesgo (colesterol, tensión arterial y tabaquismo) y el buen control del azúcar en sangre, son los únicos factores que pueden prevenir o retrasar la aparición de estas enfermedades. Es necesario que el paciente con diabetes realice revisiones periódicas de sus ojos para poder detectar de forma temprana alguna de estas enfermedades y pueda procederse a su tratamiento precoz.
En diversas situaciones especiales las personas con diabetes deben seguir recomendaciones específicas:
¿Qué debo hacer si soy diabético y tomo pastillas o me pongo insulina y tengo que estar en ayunas para una prueba? En general si el ayuno es muy corto, por ejemplo por un análisis de sangre, se puede esperar a realizarse el análisis para desayunar más tarde y ponerse entonces la insulina o tomar la pastilla con el desayuno. Si el ayuno es más prolongado es posible que no exista ningún inconveniente para posponer o saltarse la toma de una pastilla, sin embargo se debe de comentar con el médico qué se debe hacer con la inyección de insulina.
¿Qué hago si estoy enfermo por cualquier otra causa? Cualquier enfermedad intercurrente puede hacer que el nivel de azúcar en la sangre suba demasiado. Por tanto, si tengo alguna otra enfermedad que me produzca fiebre o que pueda ser seria (una gripe, un catarro fuerte, una neumonía, una gastroenteritis, etc.) debe:
Medirse el nivel de azúcar en la sangre cada menos tiempo, por ejemplo cada pocas horas.
Si no vomita, debe continuar con las medicinas para la diabetes aunque no tenga apetito y coma poco. En ese caso es conveniente que tome con frecuencia líquidos azucarados, sopas o incluso helados.
Si se está inyectando insulina y no come, deberá reducir la cantidad de insulina que se debe inyectar para no tener una hipoglucemia. Consúltelo con su médico.
En las personas con diabetes tipo 1, el cuerpo produce acetona (cetonas) cuando el nivel de azúcar en la sangre es alto. Por ello es conveniente medirse la producción de cetonas en orina con una tira reactiva de orina si:
Su nivel de azúcar en la sangre es mayor de 240 mg/dL.
Tiene vómitos que le impiden comer o beber.
Nivel bajo de azúcar en la sangre (hipoglucemia)
Un nivel bajo de azúcar en la sangre puede producir mareo, temblores, debilidad, confusión, irritabilidad, hambre o cansancio. Es posible que sude mucho o que tenga dolor de cabeza. Si tiene estos síntomas, mídase el nivel de azúcar en la sangre. Si es menor de 70 mg/dL tiene una hipoglucemia (azúcar bajo en sangre). La hipoglucemia es una situación muy peligrosa porque si es importante puede llevar a la pérdida del conocimiento e incluso a la muerte. Por este motivo, si usted sospecha que puede tener una hipoglucemia y no tiene a mano la posibilidad de medirse el azúcar en sangre o no le da tiempo de hacerlo no lo dude, actúe como si la tuviera y consuma de forma inmediata:
* Azúcar.
* Gel de glucosa.
* Cualquier zumo de frutas o bebida azuucarada (limón, cola, etc.).
* Leche.
* Varios caramelos.
* Miel, mermelada.
* Cualquier cosa dulce.
Después de 15 minutos, mídase de nuevo el nivel de azúcar en la sangre. Si todavía está bajo, consuma otra porción. Repita estos pasos hasta que su nivel de azúcar en la sangre sea 70 ng/dL o mayor. Además, coma un tentempié si va a pasar una hora o más antes de la siguiente comida.
No existe ningún problema por tomar estos alimentos y no tener realmente una hipoglucemia. Como mucho, el azúcar en sangre,subirá algo más de lo habitual pero no tendrá ninguna consecuencia para su salud. Es mucho más peligroso tener el azúcar bajo que alto.
En pacientes con riesgo de hipoglucemia grave es conveniente disponer en su casa de inyecciones de glucagón. Si un paciente pierde totalmente el conocimiento como consecuencia de una hipoglucemia es evidente que no puede comer ni beber nada. En estas circunstancias la única manera de recuperar su azúcar en sangre y poderle despertar es ponerle sueros con azúcar (algo no accesible de forma inmediata en un domicilio) o inyectarle una jeringa ya precargada de glucagón por parte de un familiar previamente entrenado. Esta inyección puede salvarle la vida.
Las hipoglucemias pueden producirse por haberse inyectado más insulina de la necesaria, por haber ingerido menos comida de la habitual o por haber hecho más ejercicio del habitual. Son frecuentes con los cambios de dosis. Las hipoglucemias producidas por insulinas lentas duran mucho más tiempo que las hipoglucemias producidas por la inyección de insulinas rápidas. Por este motivo si su azúcar baja mucho y se recupera tras comer cosas dulces manténgase atento porque puede bajar de nuevo otra vez. Las hipoglucemias también pueden ocurrir con medicamentos para la diabetes. En este caso suelen también ser prolongadas y pueden reaparecer tras haberse recuperado inicialmente. Si no sabe por qué ha podido tener la hipoglucemia pregunte a su médico o inyéctese una menor cantidad de insulina que la que se inyectó y le provocó la bajada de azúcar.
Embarazo. No existen inconvenientes para el embarazo en las mujeres con diabetes, sin embargo, el embarazo de estas mujeres se considera de alto riesgo y requiere una serie de controles especiales.
Conducción. El riesgo principal de la conducción es el desarrollo de una hipoglucemia (bajada de azúcar) por este motivo, los pacientes diabéticos deben de ser educados sobre la importancia del control del azúcar y la conveniencia de realizarse controles antes de viajar a destinos lejanos:
No debe iniciar la conducción si la glucosa en sangre está demasiado baja (menor de 100 mg/dL).
Lleve siempre en el coche alimentos ricos en azúcar.
Si tiene síntomas que sugieren hipoglucemia detenga inmediatamente el coche.
Evite conducir si recientemente le han modificado la dosis del tratamiento o le han añadido una nueva medicación para la diabetes.
Proteja siempre su medicación del frío y del calor.
Tenga cuidado con sus problemas de visión.
En nuestro país, los pacientes tratados con pastillas (antidiabéticos orales) deben aportar un informe reciente del médico que les permita la conducción siendo el periodo de vigencia del carnet a criterio facultativo. Los pacientes que reciben tratamiento con insulina deben aportar un informe del especialista que indique que la enfermedad está bien controlada y que el paciente conoce los riesgos de la conducción en sus circunstancias, siendo el periodo máximo de vigencia de 4 años.
Una persona con diabetes debe acudir a la urgencia si:
Pierde el conocimiento.
Su nivel de glucosa en sangre es muy elevado, generalmente por encima de 400 o 500 mg/dL.
Durante varios días mantiene niveles altos de azúcar (mayores a 250 mg/dl) pero no puede acceder a su médico de atención primaria.
Tiene mareo o somnolencia continua.
Tiene vómitos que le dificultan comer.
En cualquier otra situación que usted pueda considerar grave.
Se debe consultar con el médico de atención primaria si:
Sus niveles de glucosa se mantienen altos durante varios días.
Tiene varias determinaciones con azúcar en sangre por debajo de lo normal.
Si presenta fiebre.
Si tiene cualquier otra enfermedad intercurrente.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.
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