Su lema de campaña era Es tiempo de valientes. Fernando Villavicencio, el candidato presidencial ecuatoriano asesinado a tiros a la salida de un mitin en Quito, se consideraba un duro. Entre sus propuestas figuraban la de construir “una cárcel de altísima seguridad” para encerrar a los delincuentes más peligrosos, militarizar los puertos para controlar el tráfico de drogas y la creación de una Unidad Antimafia que, “con apoyo extranjero”, perseguiría a “narcotraficantes, secuestradores y todo tipo de estructura criminal”. Era periodista de profesión y político por convicción. Pero sus propuestas no calaban del todo en el electorado ecuatoriano: estaba entre cuarto y quinto en los sondeos para las presidenciales del 20 de agosto, lejos de la favorita, Lucía González, la candidata del expresidente Rafael Correa (2007-2017).
Fue justamente su oposición a Correa quien lo convirtió en una figura reconocida en Ecuador. Una de sus investigaciones periodísticas destapó una trama de sobornos que puso contra las cuerdas a Rafael Correa y a altos funcionarios de su Gobierno. Por ese caso, Correa recibió en abril de 2020 ocho años de cárcel y hoy vive refugiado en Bélgica.
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